19. Una sociedad más humana, más conectada
- Andrea Flores B.
- 20 ago 2024
- 3 Min. de lectura
En los últimos tiempos he venido escuchando con mucho énfasis sobre la importancia de hacer conexión con los alumnos para poder mejorar sus experiencias de aprendizaje y favorecer una saludable inteligencia emocional.
“Conexión antes que corrección”
“Construir relaciones para construir aprendizajes”
Esto es una de las primeras cosas que te enseñan al ser profe; es de lo que siempre hablamos en las capacitaciones y es lo que el sentido común dictaría. Pero ¿Por qué seguimos resaltando este tema?
¿Posiblemente porque las prioridades que se nos imponen o las expectativas en el aula son únicamente académicas?
Pero, ya sabemos que es obvio que para lograr las metas académicas hay que establecer relaciones positivas y conocer a los alumnos primero.
Entonces, ¿en dónde nos perdimos?

Vivimos en la era de las redes sociales, la automatización y la inteligencia artificial, sin realmente entender que para que una red sea “social” tiene que tener ese valor de conexión humana. Le tenemos miedo a la inteligencia artificial sin entender que la inteligencia humana es la que la crea y la que la hace funcionar en primer lugar.
Este año compartiendo mi clase con alumnos con TEA descubrí algo. Generalmente me es relativamente fácil conectar con mis alumnos y conocerlos; con ciertos alumnos necesito esforzarme más que con otros y al conectarme y conocerlos suelo usar las mismas estrategias. Sin embargo, cuando tienes estudiantes a quienes la comunicación y la interacción no les es tan natural, o sus formas de hacerlo son totalmente diferentes, ahí está el reto del profesor: encontrar la manera de hacer click con esos alumnos.
Habíamos dicho que al vivir en una época de redes sociales en donde no siempre importan los valores sociales, vivimos acostumbrados a la inmediatez, los recursos multimedia y a confiar en la inteligencia de otros antes que la propia, entonces, creo que entiendo por qué hablamos tanto de construir relaciones, de hacer conexiones:
las formas de comunicación y de relacionarnos han cambiado y por lo tanto nuestras estrategias en la clase también deben cambiar.
Volviendo a una de mis alumnas autistas este año, con quien logré hacer un vínculo increíble e innegable, debo decir que el camino no fue fácil, me tomó semanas de intentos y de mucha observación para encontrarle “la música” al asunto y finalmente hacer ‘click’ con ella. Todo este esfuerzo valió tanto la pena y no sólo espero haber tenido un impacto positivo en sus experiencias en el aula, sino que este repensar en la forma cómo me comunico y conecto con mis estudiantes, me hizo crecer como educadora y como ser humano.
Entonces, no es que nos perdimos en el camino, solo nos cambiaron el sistema de GPS y la forma de entenderlo y manejarlo es diferente. Por eso, seguimos hablando de construir relaciones para poder construir aprendizajes, sólo necesitamos repensar el "cómo".
Si las formas de relacionarnos, interactuar y comunicarnos han cambiado, entonces tendremos que hacer un esfuerzo adicional para encontrar otros medios y estrategias para hacer conexiones reales con nuestros estudiantes. Este año con mi alumna con TEA, encontré que los ritmos, patrones y la música eran su manera de conectarse con el otro y con el mundo que le rodea; una conversación sin musicalidad se desvanecía en el espacio; una interacción sin ritmo, no tenía emoción y una experiencia sin un patrón, carecía de sentido. Al mismo tiempo, su lenguaje oral iba creciendo y la forma en la que nos comunicábamos iba evolucionando y volviéndose más natural, pero la música y las canciones seguían siendo nuestro idioma, hasta el final.

Me di cuenta además que el resto de la clase se beneficiaba de este idioma y encontramos otras maneras de incorporarlo en sus interacciones: el baile, el movimiento, las rimas, el juego y las risas.
¡Qué manera tan especial de crear un sentido de comunidad en la clase y de desarrollar habilidades y valores sociales!
Este logro me enseñó mucho sobre la forma en la que conecto con mis alumnos; reforzó la calidad de observación en mi clase y me hizo pensar de manera creativa para encontrar solución a esta necesidad de conexión.
Pero lo más importante, espero que haya dado a todos mis estudiantes el ejemplo de cómo la empatía y el de “ver” al otro es el verdadero GPS para encontrar el camino a una sociedad más humana, más conectada.
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