1. Tengo el poder de cambiar al mundo
- Andrea Flores B.
- 9 ene 2023
- 2 Min. de lectura
Actualizado: 16 ene 2023
Cuando terminé el colegio, mi idea era estudiar Periodismo, sin embargo, la carrera de Educación me eligió y ahora llevo 24 años como educadora parvularia, con una licenciatura, un masterado y otro en camino.
Digo que la educación me eligió, porque cuando llegué a la universidad y al no tener cupo en Periodismo, decidí entrar a Parvularia con la intención de cambiarme de carrera después. Ahí descubrí, no sólo que me gustaba la docencia, sino que me apasionaba entender cómo los niños aprenden y el poder que los educadores tienen para cambiar al mundo, al menos los pequeños mundos con los que tiene el gusto de conocer.
Me quedé en la docencia porque entendí que tenía una misión importante que cumplir; entendí que la docencia era mi camino para ser una buena comunicadora. Una buena comunicadora observa, recoge información y la analiza antes de llegar a su público, los cuales son pasos muy importantes de una buena educadora también.
Cuando me gradué, entendí que ni la universidad ni mis prácticas fueron suficiente preparación para lo que me venía en el camino. La realidad superó todas mis expectativas; ser una buena profesora no era tarea sencilla, no era la idea romántica con la que soñaba, ni la que se ve en esas películas inspiradoras.
Recogí algunos principios que ahora guían mis prácticas
Ya que dedicación y amor por la enseñanza no me faltaban, decidí hacer mi trabajo con inteligencia y pasión: ser lo suficientemente inteligente para adaptarme a cualquier situación; ser lo suficientemente inteligente para comunicarme claramente no sólo con mis estudiantes, sino con mis más grandes aliados, las familias de estos niños. Ser lo suficientemente inteligente para priorizar mis responsabilidades y cumplir con todo lo que una profesora tiene que hacer de manera práctica y organizada. Todo esto, sin olvidar esa fuerza y pasión que me llevó a quedarme en la docencia.
Después de tantos años enseñando; después de muchos aprendizajes, cursos y capacitaciones, hay ciertos principios que he ido construyendo y que me han ayudado a ser la educadora que soy. Primero y ante todo, se debe conocer a los estudiantes - por dentro y por fuera, siempre me doy el tiempo de revisar las características de desarrollo de mis estudiantes y de hablar con ellos, hablar con sus familias, de hacer preguntas.
No se puede dejar de hacer preguntas, de observar, tomar notas, mostrar un real interés, notar lo que les gusta, lo que no; lo que funciona, lo que no. Al fin y al cabo, siempre quise ser periodista.
Aprendí que el mejor camino para una buena disciplina en la clase se reduce a este ‘conocer’ a mis estudiantes, a mostrarles que son aceptados y queridos en mi clase. Otro principio que ha guiado mi práctica ha sido el de cultivar un ambiente de comunidad, que todos se sientan parte importante; todos podemos aportar y hacer la diferencia en el grupo - el entender que no siempre somos nuestra mejor versión y que lo importante es tener una comunidad que te de la mano, ha sido una invaluable enseñanza de vida.
“Solo podemos amar lo que conocemos, y nunca podemos saber completamente lo que no amamos. El amor es una forma de conocimiento…” Aldous Huxley
Totalmente de acuerdo, el primer paso es invertir en conocer bien a los niños y sus familias. Sin eso, es imposible determinar cuales son sus necesidades reales para poder escoger las herramientas apropiadas que les ayudará a alcanzar su potencial.